Un día, hace varios años ya, María volvió de la facultad con
la cara desencajada porque había rendido mal un parcial para el que se había preparado
mucho. Estaba triste y callada y nada de lo que le dijimos alcanzó para
reconfortarla; con esa tristeza silenciosa se fue a trabajar. Volvió a la
noche con un pato de juguete y la miramos sorprendidos. Le dio cuerda y lo apoyó en el piso y el pato empezó a caminar ridículamente, moviéndose de un lado a otro como
caminan los patos, mientras cantaba con una voz gangosa, y la verdad era muy gracioso. A María le cambió la cara, y sonrió con ganas. Me lo regaló
Juano, nos dijo, y aunque no te conocía todavía, fue en ese preciso momento que te
empecé a querer.
Después creo que fueron tus carcajadas y tu risa franca; no importaba de qué
te reías, daban ganas de reírse al escucharte. Fue también el primer asado que
hiciste en casa; trajiste palas y un recipiente para hacer el fuego y otros
adminículos a los que nuestra parrilla no estaba acostumbrada. Nosotros
tampoco. Fue el primer asado de verdad, uno profesional, y lo esperábamos hacía
tiempo.
Fuiste parte de un momento duro y difícil en nuestras vidas,
y nos acompañaste bien. A María sobre todo, pero a nosotros también, y se sumó tu familia. Recuerdo el día en que tu papá nos llevó a visitar a una doctora que él conocía para hacer una consulta. Él y María iban caminando delante mío y tu papá la llevaba del hombro con un gesto de amorosa contención; en ese momento me di cuenta que mi hija tenía otra familia que la quería bien y me sentí aliviada y agradecida de que pudiera contar con ellos.
También fue un regalo que me hiciste, una pequeña fuente
para poner cerca del lugar en donde escribo. No hay nada que me guste más que
el sonido del agua cuando corre entre las piedras, y sin embargo a mí nunca se
me hubiera ocurrido. Otra vez fue un
libro que disfruté en unas vacaciones en Brasil, y que leí con inmenso placer mientras
escuchaba el sonido del mar. Nosotros no
somos de hablar mucho, pero me di cuenta que no hacía falta. Hay que conocer al
otro para saber qué cosas le alegran la vida.
Fue ese mediodía que la sorprendiste a María con ese cachorrito que ella tanto deseaba; una cosa chiquita y blanca que corría asustada y que trajimos a casa y que ahora es parte de la tuya. María lo llamó Oli, de Oliva, tu apellido, y vos sabés lo feliz que la hizo ese regalo.
Cuando se graduó allí estuviste esperándola con un ramo de flores y entonces fue tu expresión de orgullo cuando la abrazaste y compartiste con ella su alegría.
Cuando se graduó allí estuviste esperándola con un ramo de flores y entonces fue tu expresión de orgullo cuando la abrazaste y compartiste con ella su alegría.
Descubrir que eras el hombre que mi hija había elegido para
acompañarla en la vida, ya fue razón más que suficiente para quererte, pero cuando
me dijeron que esperaban un hijo y te vi tan feliz, te quise un poco más cuando
me abrazaste emocionado.
El día que te vimos pasar con tu hijo recién nacido
en brazos, y nos miraste, fue entonces que apareció el cariño más profundo y conmovedor. No me voy
a olvidar nunca de esa sonrisa de feliz plenitud que te llenaba la cara.
Te veo abrazar a mi hija y reírte con ella, y me doy cuenta que ella cuenta con vos y vos con ella para transitar la vida. Te veo disfrutar a tu hijo, mi nieto, y veo también el esfuerzo y el trabajo que implica cuidar de tu familia. Lo hacés bien, y con alegría.
Sos el padre de mi nieto, qué más puedo decir. Además del
afecto, creo que siento algo de gratitud también. Sos parte de la vida de mi hija y también parte de la nuestra, y a mí me gusta que así sea. Será por eso que cuando te descubro en los rasgos de mi nieto me inspira mucha ternura reconocerte a vos y a mi hija en él, como perfecta síntesis del amor que hay entre ustedes.
El cariño no puede explicarse, pero de vez en cuando no está de más expresarlo, y esta me parece una buena ocasión. Te quiero mucho Juano. Feliz día del padre, el primero.
El cariño no puede explicarse, pero de vez en cuando no está de más expresarlo, y esta me parece una buena ocasión. Te quiero mucho Juano. Feliz día del padre, el primero.
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