Ella mira sus pies en el Mediterráneo mientras habla por el celular y dice que mira sus pies en el Mediterráneo y es feliz. En realidad no dice que es feliz. Ataques de felicidad, así prefiere llamar a esos estados gloriosos del alma que la irrumpen y desbordan de plenitud y son tan intensos que además de vivirlos necesita contarlos, como si el cuerpo no le alcanzara para contener tanta alegría y tuviera que derramar un poco a los costados. Por eso irradia. Luz, encanto, alegría, desenfado, todo lo que ella es. Toda ella SE irradia. Los lugares se transforman cuando llega moviendo su cabeza rubia. Las personas también.
Se agiganta cuando emprende algo nuevo y no le asusta planear en grande; le gustan los desafíos y el tiempo que lleva realizarlos. Ama los proyectos ambiciosos, ama los colores y la armonía de las formas, ama acompañar y ser acompañada, ama la belleza, ama lo posible y lo imposible, no hace diferencias. Abre sus ojos verdes y se ríe mucho y mueve las manos mientras sueña e imagina cómo hacer posible lo imposible.
Ella se expresa en su manera de vestir y en los espacios que habita. Tiene estilo. Su casa es un lugar cálido y alegre, sabe combinar lo moderno y lo antiguo, recicla, transforma, renueva el significado de los objetos y les crea una nueva utilidad, un nuevo destino.
"Estuvimos un rato charlando en la terracita que tenemos en nuesto bungalow rodeadas de arrozales de un metro de alto color verde loro, palmeras repletas de cocos y muchos bananeros llenos de bananitas verdes. Creo que no tengo palabras para describir el lugar, sólo puedo decir que da paz, que sin hablar podés escuchar el ruidoso silencio del campo y no paro de tratar de descifrar ese ruido que viene, todavia no sé qué es que hace un iu iu muy raro que se va moviendo a cada rato", escribía desde Bali. Ella encuentra el modo de describir lo que la rodea. Iu iu... Reproduce sonidos, imágenes, aromas. Relata a través de los sentidos y pinta un mundo cada dos renglones. Mira, huele, toca, escucha, habla y cuenta cómo mira, huele, toca y escucha... Sólo hay que dejarse llevar para estar donde ella está.
No hay quejas, no hay temor, nada la intimida. Está sola en Tokyo y lo relata como si fuera un juego. Mira y observa con fruición el caos de esa marea humana de pies que avanzan entre luces de colores y sonidos estridentes. Todo es asombro y ese placer casi infantil de descubrir y descubrirse en tierras extrañas y animarse a caminar por sus calles como si fuera una de ellos y encontrar el modo de comunicarse hasta apropiarse de cada lugar y hacerlo suyo mientras lo habita.
"Bueno como verán estoy a full la verdad que feliz de haber conocido esta ciudad esta gente este continente que es fantástico, todo y creo y les recomiendo a todos que es un punto en el mundo para conocer y sáquense el mito de que es tan caro, sí para comprar boludeces pero con 5 euros comes re bien y el metro es como allá y todo es fantástico y distinto y mareante y loco y del futuro o del pasado la gente no lo podés creer como va por la calle y como se respetan entre ellos y como les dije el otro día hasta las bicis no estan atadas imagínense..."
No hay comas ni puntos y las palabras se atropellan y se amontonan y se chocan unas con otras; se asemeja a una respiración agitada por el asombro caminando por las calles de Tokyo. Mientras uno lee puede escuchar, tal cual ella lo cuenta, el sonido de las pantallas cantando todas al mismo tiempo.
Sus pies han chapoteado en el Mediterráneo y se han deslizado por la nieve de Andorra; han caminado a través de la bruma de Irlanda y han resbalado entre las rocas de Menorca para hundirse gozosos en el mar.
Ha estado en París, enTailandia, en Sidney, en Bali, en Tokyo... Sus pies siempre la han llevado donde ella ha querido. Ella ha sido su casa por mucho tiempo, y por mucho tiempo toda su casa ha entrado en un bolso de mano. Ha viajado, ha conocido lugares y personas, ha querido y se ha hecho querer, pero por sobre todas las cosas ha disfrutado cada recorrido.
Ahora vive en una casa con jardín junto al hombre que quiere y que la quiere, profundamente. Es un lugar en el que da gusto imaginar lo cotidiano: el olor a café en la cocina a la mañana, el desayuno en la galería, la cena en el jardín, los farolitos de colores encendidos en las noches de verano, la luz entrando por las ventanas a través de cortinas de colores...
Ella muestra feliz la forma apenas redondeada de su vientre y los dos se miran con alegría cuando dicen que esperan una niña. O un niño. Si es una niña tendrá sus ojos y vestirá polleritas con estampado de flores. Si es niño va a reír como ella y calzará zapatillitas de colores. Niña o niño será muy feliz porque tendrá una mamá que no está preocupada por lo que debe enseñarle, sino llena de entusiasmo por la nueva vida que llega y que va a disfrutar y celebrar, porque es lo que mejor sabe hacer.
Este es su presente y lo está viviendo como ella vive todas las cosas de su vida: entregándose completamente y con alegría. Como siempre sucede, ella está donde quiere estar. No es el azar el que guía su destino, son sus pies. Los pies de Mariu.
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